Hola, ¿Qué tal estáis?:
El cuento de hoy se lo dedico a Sofía, de 8 años, de Betanzos.
Su mamá, que se llama Mónica, era compañera mía de clase en Atocha (Betanzos). Desde aquí os mando un besote a las dos. Gracias por tus mensajes del otro día Sofía diciéndome que te había gustado mucho la historia de "El armario helado". Me hizo mucha ilusión. Por eso hoy, este relato va para ti...¡Espero que te guste!
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Su nombre es Yenik y si os cuento que una vez fue el más feliz, lo digo porque ahora está muy muy triste. Realmente abatido, porque hace poco perdió a sus papás en un terrible accidente.
Por eso sus amigos han decidido prepararle una gran fiesta para que se anime y vuelva a ser el caracol más feliz de toda la superficie terrestre. Un evento en el que además celebrarán su cumpleaños, fecha de la que ni el mismo se acuerda por la pena que lleva dentro, pero que su gente no olvida...
- ¡Vamos, rápido! -apremia Ardilla-. ¡Se nos echa el tiempo encima y aún tenemos que llevar todo esto a la madriguera de la Señora Coneja! -señala hacia un gran montón de cosas-
- ¡Tienes razón! -dicen todos-
- Si, si.... -murmuran. Y se ponen manos a la obra con mas energía-.
Acabada la tarea, emprenden camino.
Al llegar a un claro del bosque, entre el calor y el hecho de que acaban de comer, deciden hacer una parada al pie de un árbol. Bajo su frondosa copa, se quedan dormidos. Es entonces cuando la casualidad hace que Yenik pase por allí...
Al llegar a un claro del bosque, entre el calor y el hecho de que acaban de comer, deciden hacer una parada al pie de un árbol. Bajo su frondosa copa, se quedan dormidos. Es entonces cuando la casualidad hace que Yenik pase por allí...
- ¡Anda!, mis amigos -exclama sorprendido- Peeero, ¿qué hacen con todo esto?, ¿a dónde irán? A lo mejor... -fijándose en las cajas- ¡van a una fiesta!. Peeero… -parándose a pensar un segundo- ¡No hay nada que celebrar!¡Queee raro! Aunque, ¿a mi que me importa verdad? -suspira con lágrimas en los ojos-.
El caracol continúa su camino sin despertarles. No quiere fastidiarles la siesta.
Pasadas 2 horas...
- ¡Ehhhh, chicos! ¡Venga, vamos!, ¡Que nos hemos quedado dormidos y ya falta muy poco para llegar a la casa de la Sra. Coneja! -exclama Ardilla nerviosa-.
Al día siguiente, el de la fiesta, todo se prepara con esmero en la casa de la Sra. Coneja: Refrescos, galletitas saladas, pastelitos, delicias de verduras, chuches, globos, serpentinas, la piñata... ¡No falta detalle! Sus amigos están impacientes y lo mejor es que Yenik no sospecha nada en absoluto.
- ¿Y cómo vamos a hacer para que venga hasta aquí sin desconfiar? -pregunta preocupado Saltamontes una vez finalizados los preparativos-.
- ¡No le podemos decir nada!, exclama Mofeta
- ¡Tenemos que inventar algo! -propone Don Erizo-.
Esta última idea convence al grupo, que se pone a pensar.
- ¿Y bien? - dice Ardilla mirándolos a todos- ¿Se os ocurre algo?
A la Sra. Coneja se le ilumina de repente la cara.
- ¡Tengo una idea!
El grupo la observa en silencio. Su plan consiste en levantar el auricular de su "tronco teléfono" y marcar:
- ¿Podría hablar con Yenik, por favor? -pregunta a quien se encuentra al otro lado del "tronco teléfono"-
- Si, si, soy yo -contesta Yenik- ¿Pasa algo Sra. Coneja? -se preocupa el caracol por su amiga-.
- ¡Sí, si pasa!, ¡por eso te llamo! Resulta que se me ha roto la mesa de la cocina y por este motivo he tenido que post-poner mi habitual merienda de las 5 con D. Hámster para otro momento. ¿Podrías venir cuánto antes por aquí para echarle un vistazo, por favor?
Yenik duda un instante. Anda muy atareado.
- Anda, ¡ven! -insiste Doña Coneja- ¡la mesa me hace falta! ¡y mañana vuelvo a tener invitados!
- ¡Vale!, ¡está bien! ¡Ahora mismo voy!- responde Yenik- Hago un pequeño cambio en la agenda y salgo para ahí pitando.
No obstante, a Yenik, algo "le huele mal". Hace tan sólo un mes que el mismo le hizo esa mesa a la Sra. Coneja con la mejor madera del mundo. Cuando se la entregó, él mismo le dio una garantía de 10 años por el doble acabado que llevaba de "baba brillante". Un producto de máxima calidad.
Pero lo cierto era que ¡ya le tenían! ¡El caracol estaba en el bote! En casa de la Sra. Coneja todos saltaban y gritaban de alegría.
- ¡Felicidades!- gritaban a la vez saliendo de detrás de los muebles- ¡Feliz cumpleaños querido Yenik!
- Es cierto -recordaba- ¡Hoy es mi cumpleaños! -suspiraba emocionado-
Agradecido, el caracol saludaba uno por uno a sus amigos y les daba la enhorabuena por la decoración, la comida y por la fiesta tan maravillosa que le habían organizado. Habían trabajado mucho y puesto mucho corazón.
- ¡Gracias por todo! Ya sé que no puedo estar siempre pensando en mis padres, que lo suyo fue un accidente, pero eso ¡se acabó! De ahora en adelante no tendréis que preocuparos más por mi. Os prometo que nunca más me vais a ver triste. Poco a poco voy a recuperar la alegría y la felicidad que un día perdí.
- ¡Viva Yenik!, ¡Viva Yenik! -gritaban
Y desde aquel día Yenik volvería a ser conocido por todos como "El caracol más feliz del mundo".
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