Hola, ¡qué tal!
Esta noche, viendo la televisión, me animé a modelar con plastilina. El caso es que este pasado miércoles en el supermercado me tocó un botecito de Play-Doh de color verde y yo en casa tenía 2 tacos mas de color blanco y rojo. Así que dí rienda suelta a mi imaginación y me dije ¿qué cosas puedo hacer con estos tres colores? Y ahora váis a ver el resultado...
Recuerdo que de pequeña en el cole era muy bruta y mas allá de algún rulo o salchicha y cestitas de huevos no sabía hacer nada más. Pero parece ser que para todo la edad es un grado y ahora ya se me da mejor. Aunque parezca un juego sólo para peques a mi me ha servido para desconectar y relajarme un montón. Y hasta me ha puesto de mejor humor...
¡Así que os animo a tod@s a hacerlo! Os lo podéis plantear como algo así como jugar a "Ghost" -la película- pero en versión "light".
A continuación hago un breve repaso por los beneficios psicopedagógicos y terapeúticos de jugar con plastilina y después... ¡mis figuras!:
1. Estimula la creatividad
Al tratarse de un juego libre, la plastilina fomenta la creatividad. Hacer figuras hace que echemos a volar la imaginación y fantasía y nos acerca al arte, permitiéndonos combinar diferentes formas y colores en tres dimensiones.
2. Potencia la concentración
El acto de separar, amasar, ablandar y unir las diferentes piezas de plastilina para formar las figuras facilita la concentración. Es un juego particularmente recomendable para quienes padecen hiperactividad ya que reduce el nerviosismo.
3. Desarrolla la motricidad
Jugar con la plastilina es una manera divertida para aprender a sincronizar movimientos sencillos y complejos. Algo que repercute a posteriori en positivo por ejemplo, en la capacidad de aprender a escribir de los peques.
4. Facilita la expresión emocional
Todas las formas de arte, desde la pintura hasta el modelado, facilitan la expresión emocional. Por eso, jugar con plastilina se puede considerar una herramienta primaria de comunicación y expresión. Modelando reflejamos nuestro mundo interior: es decir, si nos sentimos frustrados, enfadados, tristes, contentos...
Es una "válvula de escape” para aliviar las tensiones y el estrés del día a día. De hecho, jugar con plastilina es extremadamente relajante, además de fomentar un estado emocional positivo como os decía al principio.
5. Aprender a diferenciar colores y formas
Cuando l@s niñ@s aún son pequeñ@s, deben aprender a diferenciar los colores y las formas. Animarles a jugar con la plastilina es una excelente manera para ayudarles a descubrir las diferencias entre los colores y las tonalidades, así como para que se apropien de los conceptos de forma y volumen.
6. Fomenta el desarrollo de la personalidad
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